12 enero 2007

El infierno: frente al abismo de los celos

L’enfer. Francia, 1994.

Director : Claude Chabrol

Guionistas : Claude Chabrol y Henri-Georges Clouzot

Intérpretes: François Cluzet, Emmanuelle Béart

Temáticas de interés : obsesión, adulterio

Sinopsis:

Paul y su mujer Nelly han acondicionado un hotel rural donde recibirán a huéspedes que pasen sus vacaciones y fines de semana en el campo. Han hecho una gran inversión, tienen deudas y Paul se encuentra nervioso y estresado. Además, últimamente está empezando a oír voces en su cabeza que le dicen que su mujer le es infiel y que todo el mundo lo sabe.

Comentario:

Aparte de las adaptaciones de Otello, la famosa obra de Shakespeare, el tema de los celos ha sido abordado en el cine con gran acierto en dos películas: la que nos ocupa y Él, un melodrama con toques perversos y fetichistas muy propio de la etapa mexicana de Luis Buñuel, que, al igual que El infierno, ofrecía una muy buena descripción clínica de esta enfermedad. Por razones culturales bien conocidas, no es de extrañar que las dos películas sean obras de directores latinos, uno de ellos español afincado en México y el otro francés. Ambos films muestran el progresivo deterioro mental, el infierno, que el celoso sufre y hace sufrir a su pareja.

Paul, el protagonista de El infierno, empieza a tener problemas para conciliar el sueño. Parece lógico por lo complicado de las deudas y las obras a las que tiene que hacer frente para levantar el hotel con el que vivirán él, su mujer y su pequeño hijo, pero las voces que oye en ocasiones en el interior de su cabeza nos dicen que sufre algo más grave que simple estrés. El oír voces que no existen es un típico síntoma de un brote esquizofrénico, que pronto irá tomando forma en los celos que empiezan a atormentarle cada vez más. Nelly, su mujer, es hedonista e infantil; le gusta vestirse como una niña, con vestiditos muy cortos, seducir y gustar a los clientes. Su inmadurez la hace ser el prototipo de esposa a la antigua, para la cual la función de una mujer es dedicarse a las relaciones sociales y ser la chica guapa y simpática que va de compras, cuida del bebé y vive en una adolescencia permanente, mientras su marido se encarga de las facturas, la gestión del negocio y las cosas de mayores. Por ello, cuando Paul se ve superado por las circunstancias y su enfermedad empieza a manifestarse, ella no sabe ni mucho menos darle la ayuda que necesita y va a ser al mismo tiempo víctima y cómplice del peligroso proceso autodestructivo que se está iniciando en la pareja.

En los países mediterráneos, los celos tienden a verse con condescendencia como algo normal, incluso como una muestra de amor, o tal vez como un defecto leve. En realidad se trata de una patología cuya causa no es desde luego que la otra persona dé motivos para que su pareja tenga celos (eso sería como decir que la mujer maltratada lo es porque se porta mal y hace falta enderezarla a golpes), sino un profundo complejo de inferioridad y una muy baja autoestima. La persona celosa no se quiere a sí misma, es por lo tanto también incapaz de amar a su pareja, y piensa que ésta comparte el mismo sentimiento de desprecio y está con él, o con ella, por interés o porque no puede estar con otra persona, pero que cuando encuentre a otra pareja lo abandonará. Además, con su comportamiento obsesivo consigue muchas veces que su pesadilla se haga realidad: harta de sentirse espiada, acosada y de que no confíen en ella, la pareja del celoso pronto empezará a mentirle para evitar escenas, desconfianzas y reproches, la confianza y la convivencia entre ambos se verán muy afectadas, y es probable que, efectivamente, acabe engañándolo y dejándolo por otra persona, con lo cual el celoso ve confirmadas y reforzadas sus sospechas, y probablemente se mostrará aún más desconfiado y posesivo con su siguiente pareja.

En la película, no sabemos si Paul había tenido problemas con otras mujeres antes de casarse con Nelly, pero está claro que la causa de su desconfianza está en su cabeza, y no en que su esposa vista de forma provocativa o flirtee un poco con otros hombres, aunque para mantener el interés dramático el film juegue a la ambigüedad de una forma un tanto perversa, sin que tengamos claro si ella quiere seducir a otros hombres o si es la mente enferma de Paul la que ve las cosas así. En cualquier caso, el grave error que ella comete es intentar aplacar los celos siguiéndole el juego a su marido, dejando de salir y encerrándose en casa, con lo cual sólo consigue empeorar las cosas. No tomará medidas ni pedirá ayuda psiquiátrica hasta que la situación esté totalmente fuera de control y haya desembocado en malos tratos graves, de los que los celos suelen ser la antesala. El infierno es una película de fácil visión por su calidad y el buen hacer del director y los protagonistas, pero muy dura y por desgracia terriblemente certera.

Escenas destacadas:

  • Nelly coge el autobús para ir al pueblo y se despide de su marido, que la mira desde la ventana. En el gesto que hace al despedirse, su mano hace durante un brevísimo tiempo el gesto de poner los cuernos, con los dedos índice y meñique hacia arriba.
  • Un cliente pone ante el resto de los huéspedes del hotel el video que ha grabado durante los días anteriores. Al aparecer imágenes de Nelly, Paul la ve en la pantalla besándose con uno de los clientes y piensa que los demás están viendo lo mismo que él, por lo que interrumpe la exhibición del video a gritos.

Anécdotas:

  • L’enfer era un proyecto inacabado emprendido por el genio del cine negro francés anterior a Chabrol, Henri-Georges Clouzot, en 1964. Tras varios días de rodaje, Clouzot tuvo que abandonar la película al sufrir un infarto. Romy Schneider iba a interpretar el papel de la esposa y Jean-Louis Trintignant el del marido. El guión original de Clouzot no era lineal como el de la versión de Chabrol, sino que comenzaba con la esposa atada a la cama y tenía una moderna y confusa estructura de flash-backs.
  • El film acaba con un cartel de sans fin (sin fin), ya que, según Chabrol, los tormentos del infierno no pueden tener final.

Sobre el director:

Claude Chabrol nace en París en 1930. Junto con François Truffaut, Jean-Luc Godard, Eric Rohmer y Alain Resnais, forma parte de la llamada nouvelle vague que va a revolucionar el celuloide francés de finales de los 60 y que sentará las bases del cine moderno en todo el mundo. Dentro de esta corriente, Chabrol llevará a cabo un muy particular cine negro especializado en diseccionar las neurosis y los conflictos personales y familiares de pequeñoburgueses que viven en ciudades de provincias, inspirándose muchas veces en historias que lee en la sección de sucesos de los periódicos. El sexo y el erotismo un tanto malsanos forman parte de los secretos que suelen esconder sus personajes.

Enlaces:

No hay comentarios: