12 abril 2009

El seductor: mujeres sureñas desesperadas

The beguiled. USA, 1971.

Director: Don Siegel


Guionistas: Albert Maltz e Irene Kamp, a partir de la novela de Thomas Cullinan


Intérpretes: Clint Eastwood, Geraldine Page, Elizabeth Hartman, Jo Ann Harris


Temáticas de interés: represión, obsesión


Sinopsis:

Durante la guerra de secesión norteamericana, John McBurney, soldado de las tropas del norte, cae herido. Lo salva de la muerte una niña que lo conduce hasta una escuela para señoritas regida únicamente por mujeres. Martha, la directora, decide cuidarlo hasta que se cure su herida, que le obligará a ir con muletas una temporada; a continuación planea entregarlo a las autoridades sureñas, pero va postergando su idea ante el temor de que eso signifique condenarlo a muerte, y tal vez también porque, como el resto de las profesoras y alumnas del pensionado, se siente atraída por él.



Comentario:


John se encuentra encerrado entre un grupo de atractivas mujeres que son al mismo tiempo sus salvadoras y sus carceleras. Convaleciente de heridas graves, se encuentra totalmente a su merced: ellas pueden en cualquier momento enviarle a la prisión militar, donde morirá con toda probabilidad. De forma muy astuta, aprovecha lo que se suele llamar las armas de mujer, aunque los hombres también las empleen a veces: la seducción. Podemos intuir desde el principio que John es un bribón y un liante muy consciente de su atractivo y que probablemente estuviera acostumbrado a jugar con las mujeres ya en su vida civil: sin embargo ahora depende de la habilidad de su juego el mantenerse vivo.



El primer elemento muy interesante en esta historia es que vemos a un hombre contemplado como objeto sexual de una forma muy parecida a como se muestran los personajes femeninos en las narraciones tradicionales. Incapaz por su convalecencia de emplear ningún otro talento aparte de la seducción y forzado a aceptar un rol pasivo, John es la chica de la película. Las mujeres, por su parte, se muestran como sujetos deseantes y depredadoras sexuales, invirtiendo de nuevo los roles de género clásicos. Por fin se pone sobre la mesa, algo muy poco habitual hace casi 40 años, que las mujeres tienen una sexualidad y sienten deseo. Es cierto que ese deseo y esta inversión de roles se ven como algo negativo y amenazador, pero habría que discutir si lo que se presenta como algo malsano es la sexualidad en la mujer o más bien la represión de dicha sexualidad en el estricto internado en el que sucede la acción.



El seductor es un film turbio que disfruta revolcándose en lo escabroso: Martha, la directora del internado, reprime su sexualidad a raíz de la relación incestuosa que mantuvo con su hermano, al que vemos en flash-backs ir detrás de todas las mujeres a su alcance. Abandonada por él, su deseo reprimido se dirige tanto hacia el atractivo prisionero del norte como hacia su mano derecha en el negocio, Edwina. Su proposición de convertirla en su socia al comienzo de la película nos hace intuir algo más que una oferta laboral, y esa atracción lésbica se mostrará de forma clara en los sueños de Martha. Cuando sus dos objetos de deseo, John y Edwina, se atraen entre sí, Martha se vengará convirtiéndose en la personificación de la castración.

La película se habría prestado fácilmente a limitarse a una fantasía misógina y morbosa, sobre todo ante la poca sutileza con la que el guión hace obvias sus metáforas sexuales, de no ser por lo ambiguo del personaje de Clint Eastwood. El buen trabajo del actor evita la identificación fácil del espectador con la víctima del cautiverio, un esquema simplón en el que sí caía Misery, otra historia de mujer castradora con muchos elementos en común con ésta; en este relato no hay buenos ni malos, todos mienten y utilizan a otros, aunque unas tienen la sartén por el mango y ostentan el poder, en este caso matriarcal, y otro utiliza la picaresca para subvertir ese poder.

Escenas destacadas:

  • John y su pequeña salvadora se esconden de las tropas del sur. El soldado le pregunta a la pequeña su edad. Cuando ella responde doce años, John replica que es una edad suficiente para ser besada y le da su primer beso en la boca. Esta escena, que pasó desapercibida en su día, sería absolutamente impensable en una película actual.
  • Martha espera a John en su alcoba tras haberle dado la llave para que se presente en ella durante la noche. El soldado acude completamente desnudo y se introduce en la cama de la mujer. Al poco rato descubrimos un tercer ocupante en el lecho: se trata de Edwina; la escena sólo está ocurriendo en los sueños de Martha.
  • John no se cree que la causa de la amputación de su pierna fuera terapéutica sino que la ve como un castigo y una castración simbólica por parte de Martha. Cuando la mujer le ofrece láudano para calmarle el dolor, replica: mejor no, no vaya a ser que me quede dormido y aproveche usted para cortarme .... (elocuente pausa)... la otra pierna.
Anécdotas:
  • Al parecer el proyecto fue idea del propio Clint Eastwood, seducido por la novela en la que se basa el film. Tanto él como Don Siegel, el director, tuvieron que luchar para mantener el final que deseaban para la historia, frente a las presiones de la productora.
  • Según la IMDB, Siegel ha declarado que se trata de su favorita entre sus películas como director.
  • No obstante, la productora intentó lanzar el film como un western de acción y la taquilla no respondió al encontrarse ante algo muy distinto a lo anunciado por la publicidad.

Sobre el director:

Don Siegel (Chicago 1912 - California 1991) estudió en Inglaterra antes de comenzar una carrera como director de películas de serie B, entre las que probablemente la más recordada es la versión original de La invasión de los ultracuerpos. A partir de los años 60 se especializaría en los westerns y películas de acción que lo hicieron famoso, sobre todo los protagonizados por su actor fetiche, Clint Eastwood, como La jungla humana, Harry el sucio o Dos mulas y una mujer.

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El criticón

Cinemascope

Blog de cine

30 marzo 2009

Las noches de luna llena: revueltos pero no juntos

Les nuits de la pleine lune. Francia, 1984.

Director y guionista: Eric Rohmer

Intérpretes: Pascale Ogier, Tchéky Karyo, Fabrice Luchini

Temáticas de interés: amor libre, adulterio

Sinopsis:

Louise, una joven estudiante de arte, tiene un apartamento en el centro de París. Su novio, Remi, quiere que se traslade a vivir con ella a un piso más grande en las afueras. Ella acepta pero se niega a desembarazarse de su antiguo apartamento, en el que de hecho prefiere quedarse los fines de semana para disgusto de Remi.

Comentario:

Louise y Remi se quieren pero buscan cosas muy diferentes en una relación de pareja: a Remi le gusta estar todo el tiempo con su chica, mientras que Louise quiere tener su espacio, tal vez porque no está preparada para el compromiso, tal vez porque no quiere a su novio lo suficiente, o tal vez porque es una mujer independiente y Remi no es el hombre adecuado para ella. Para estar segura de lo que quiere, la joven propone pasar cada uno los fines de semana por su lado, él en su piso de una tranquila zona residencial en las afueras, ella disfrutando del ajetreo y la vida noctura parisina. Remi piensa que, aunque la intención de su novia sea buena, acabará conociendo a algún otro hombre durante sus noches de juerga; o tal vez ya lo conoce: el joven desconfía no poco de Pascal, un amigo de Louise que le tira los tejos continuamente de forma más o menos solapada.

Las noches de luna llena aborda un problema tan habitual como es la búsqueda de alternativas a un estereotipo ideal de pareja que para muchas personas no funciona; la historia transcurre en los años 80 en los que el cuestionamiento de la pareja tradicional y la búsqueda del amor libre parece haberse enterrado definitivamente: no parece haber más alternativas que la pareja monógama que debe ocupar el 100 % del espacio vital de la persona, o la soledad y la búsqueda de un amante distinto para cada noche. La protagonista de la película busca el ideal, un vínculo fuera de estereotipos sociales que le permita al mismo tiempo dar y recibir afecto sin renunciar a su independencia. Tal vez por ser demasiado joven, Louise es muy inocente, no sólo por pensar que es tan fácil romper con las normas, sino por no darse cuenta de que Pascal quiere hacerla su amante.

La lectura más rápida de la película es que estos planteamientos modernos acerca de una relativa libertad dentro de la pareja están abocados al fracaso, pero un análisis más detallado del comportamiento de los personajes y de las causas de ese fracaso constata que Louise pretende ser sincera y vivir de una forma abierta una doble vida al margen de su novio mientras que los personajes masculinos, Pascal y Remi, representantes y defensores de la pareja tradicional, están también viviendo esa doble vida pero de forma oculta e hipócrita. Mientras que aparentemente, según una lectura conservadora, Louise no quiere lo bastante a su novio para irse a vivir con él, la narración acaba concluyendo (SPOILER) que los sentimientos de ella son mucho más sinceros y profundos que los de él.

Como casi todo el cine de Rohmer, se trata de un film muy sencillo rodado casi íntegramente en interiores, cuya fuerza reside exclusivamente en los diálogos, los personajes y los conflictos eternos y universales que plantea.


Escenas destacadas:

  • Louise tiene una cita con un chico al que ha conocido en una fiesta; cuando se va a reunir con él, aparece Pascale de improviso, mostrándose celoso y revelándole sin ambages que quiere acostarse con ella.


Anécdotas:
  • Se presentó en el festival de Venecia de 1984, en el que obtuvo el premio a la mejor actriz para Pascale Ogier. Posteriormente logró nominaciones a los principales premios César (mejor película, director, actriz, actor secundario y guión), aunque acabó yéndose de vacío.

Sobre el director:

Eric Rohmer (Nancy, Francia, 1920 - ) es, junto a François Truffaut, Claude Chabrol y Jean-Luc Godard, uno de los nombres fundamentales de la llamada nouvelle vague, que revolucionó el cine francés a principios de los años 60 y sentó las bases del cine moderno en todo el mundo. La fama le viene principalmente a raíz de sus famosas sagas, como los cuentos morales (de los que forma parte El amor después de mediodía), las comedias y proverbios (a los que pertenece Las noches de luna llena) o los cuentos de las cuatro estaciones, que sorprenden por la naturalidad de los diálogos, fruto de un arduo trabajo previo de semiimprovisación con los actores, sus largos planos secuencia y la gran sensación de verosimilitud. El talento de Rohmer para construir historias a partir de elementos mínimos, basándose de manera principal en el diálogo, ha sido enormemente influyente, muy imitado por los cineastas independientes, y pocas veces igualado. El sexo en su cine es una fuente habitual de conflictos morales, que los personajes intentan analizar en largas charlas.

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Filmoteca de Andalucía

24 febrero 2009

Desayuno con diamantes: joyas, dulzura y prostitución

Breakfast at Tiffany's. USA, 1961.

Director: Blake Edwards

Guionista: George Axelrod, a partir de la novela de Truman Capote

Intérpretes: Audrey Hepburn, George Peppard, Patricia Neal, Martin Balsam

Temáticas de interés: prostitución

Sinopsis:

Paul Varjak, un joven con vocación de escritor, se gana la vida mantenido por la esposa de un hombre rico, que le propone trasladarse a Nueva York. Nada más llegar se ve introducido en el torbellino de la vida de su arrolladora vecina, Holly Golighty, una buscavidas aspirante a actriz tan alocada como tierna.

Comentario:

Desayuno con diamantes se inspira en una novela corta en la que Truman Capote mezclaba hábilmente el romanticismo con unos toques ácidos no muy aptos para el Hollywood de la época. El reto del que el director Blake Edwards salío más que airoso era el conseguir un producto asimilable para la todavía poderosa censura de aquel entonces sin desvirtuar el rico material del relato. Para conseguirlo optó por un tratamiento de alta comedia sofisticada a la medida de Audrey Hepburn, una Holly Golighty sin los toques arrabaleros del personaje literario, arropada por la famosa música de Henry Mancini y por una Nueva York colorista y casi pop; este envoltorio dulcifica pero no elimina los aspectos crudos de la historia de una chica que flirtea con el mundo del hampa y que vive al borde de la prostitución.

Es frecuente leer que esta película trata sobre una prostituta de lujo. Holly no recibe llamadas de clientes, pero vive de noche, no tiene ninguna ocupación conocida y desde luego utiliza sus encantos para rodearse de hombres ricos que pagan sus gastos a cambio de la promesa de un encuentro sexual que ella en el último momento esquiva con menor o mayor habilidad, mientras sueña con casarse con un millonario lo más tonto posible. Es un personaje perfecto para ilustrar un debate sobre donde acaba la mujer arribista y donde empieza la prostituta; buena parte del interés de Holly es lo imprevisible y azaroso de su futuro, algo de lo que ella es perfectamente consciente: se mueve en una delgada línea entre el todo y la nada, ser un modelo de femineidad y éxito social o caer en la más sórdida marginación.

Desayuno con diamantes es la historia de la fascinación que esta chica ejerce sobre todo el mundo, pero en particular sobre su vecino, un joven aspirante a escritor para el que el torbellino de Holly agita e ilumina su visión intelectualoide y pesimista de las cosas. La película embellece y heterosexualiza a un personaje que en la novela, narrada en primera persona, era un evidente alter ego del propio Capote, y lo transforma en un muy guapo enamorado. Pero introduce un elemento que no estaba presente en la novela: Paul, el escritor, vive de las mujeres al igual que Holly de los hombres. Además, se presenta como un personaje pasivo que acepta ser utilizado por la chica, que incluso le cambia de nombre para ponerle el de su hermano, y su masculinidad se pone en entredicho en matices como ser llamado baby por otro hombre, el agente de Holly, o entrar con uno de los pretendientes de esta en un cuarto de baño, una situación cuyo potencial homosexual no habría sido eludido en una película de hoy. Por eso no deja de resultar un poco chirriante que el personaje se aparte de esta tradición en la comedia del hombre sumiso frente a la mujer carismática tipo La fiera de mi niña y que adopte hacia el final de la historia una pose dominante y convencional.

El mérito incuestionable de Desayuno con diamantes es haber colado ante la censura de la época una historia de amor entre dos personajes que viven en cierta manera de la prostitución, tomar un relato agridulce sobre un personaje a la vez frívolo, tierno y cruel que busca su lugar en un mundo complicado, y convertirlo, sin desvirtuarlo, en una comedia romántica. El encanto de Audrey Hepburn es una pieza clave en este éxito, y también lo es el salpicar la historia con insertos muy del gusto de Blake Edwards, como la secuencia de una extravagante fiesta, todo un ensayo de una obra posterior del director, El guateque.

Escenas destacadas:
  • Su interesante vecina se presenta a Paul explicándole que su gato no tendrá nombre mientras su dueña no consiga estabilizarse en su vida y encontrar un sitio en el que se encuentre tan a gusto como en la joyería Tiffany & Co.
  • Holly interrumpe, a la vez que inspira, el trabajo de su vecino cantando con su guitarra en una típica escalera de incendios neoyorquina uno de los temas más famosos de la historia del cine, Moon river de Henry Mancini.
  • Paul y Holly se embarcan en una amarga discusión en la que la joven, borracha, le pide que acepte su dinero ya que está acostumbrado a que lo mantengan las mujeres. Él, cortante, le responde que se lo ahorre porque su poco atractivo pretendiente es una forma muy dura de ganárselo. Ella replica de forma fulminante: se tarda exactamente cuatro segundos en ir de aquí a la puerta. Te doy dos.


Anécdotas:
  • Al importante éxito de taquilla alcanzado por el film, se sumaron dos Oscar a la mejor banda sonora y mejor canción para Henry Mancini, y otras tres nominaciones: mejor actriz, guión adaptado y dirección artística.
  • Al parecer, Mancini compuso Moon river a propósito para que pudiera ser cantado por Audrey Hepburn, que carecía de formación musical. Un ejecutivo propuso cortar la secuencia en la que se canta esa canción tan tonta, a lo que Hepburn respondió que por encima de su cadáver.
  • Por lo visto Truman Capote siempre pensó en Marilyn Monroe para el papel de Holly Golighty, pero el famoso profesor de actores Lee Strasberg le recomendó a la actriz que no lo aceptara. Curiosamente, Audrey Hepburn no se veía en el papel y consideraba el haber sido elegida como un error de casting.
Sobre el director:

Blake Edwards (Oklahoma, 1922) trabaja como actor y guionista antes de convertirse en uno de los principales artesanos de Hollywood durante los años 60. Tras éxitos como Desayuno con diamantes y Días de vino y rosas, sus enfrentamientos con los estudios debilitan su carrera, que no vivirá un nuevo esplendor hasta comienzos de los años 80 con 10 la mujer perfecta y Victor o Victoria, su única nominación al Oscar. En las comedias sofisticadas que le hicieron famoso abundan los equívocos sexuales y los planteamientos sobre cuestiones de roles de género.

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Aula de cine

05 febrero 2009

Los amantes: la casada alegre

Les amants. Francia, 1958.

Director: Louis Malle

Guionista: Louise de Vilmorin

Intérpretes: Jeanne Moreau, Alain Cuny, José Luis de Vilallonga, Jean-Marc Bory

Temáticas de interés: adulterio

Sinopsis:

Jeanne Tournier es una mujer casada perteneciente a la burguesía de Dijon. Aburrida de la vida con su marido en una pequeña ciudad, pasa de vez en cuando temporadas en París, en las que alterna con una amiga y también con un amante. Sin embargo, pese a su doble vida Jeanne sigue insatisfecha.

Comentario:

El escándalo con el que se había recibido en Francia más de cien años antes la publicación de Madame Bovary sacudió también en 1958 el estreno de otra obra, en esta ocasión cinematográfica, sobre una adúltera. Si bien cuando se estrenó Los amantes las relaciones extramaritales eran ya un tema corriente en el cine, el asunto se trataba siempre con un tono moralizante: el código de censura norteamericano prohibía expresamente mostrar un adulterio que no trajera terribles consecuencias para los implicados (sobre todo para la mujer) y en Europa, a pesar de no haber un reglamento definido al respecto, el temor a censuras y presiones de distintos tipos producía un resultado similar.

Pero las cosas empezaban a cambiar y esta película fue buena prueba de ello. Para muchos espectadores de la época, era la primera vez que veían una escena de cama en una película, con un tímido desnudo incluido. No obstante, lo más chocante no era tanto que una casada se liara con un chico más joven que ella y viéramos sin elipsis que su relación era carnal, sino que el director lo mostrara sin condenarlo ni querer transmitir ningún tipo de mensaje moral.

Como siempre en el cine de Louis Malle, no existe una trama argumental muy definida ni una estructura clásica que proporcione una progresión entre una escena y otra, sino que las distintas secuencias nos muestran la apatía de una mujer que engaña a su marido y mantiene una doble vida con un amante fijo sin ningún tipo de coartada romántica. Jeanne no busca el amor ni es idealista ni tiene ninguna excusa concreta para su doble vida, aparte del aburrimiento de la existencia burguesa en provincias. No obstante, la relación con su amante se ha vuelto igual de rutinaria y formal que su matrimonio y la insatisfacción de la mujer va a más. Sólo el encuentro con un atractivo joven casi al final del film va a renacer una pasión sobre todo sexual en Jeanne; y no va a ser castigada por ello, como hubiera sido lo habitual incluso en una película de ahora. Como todas las obras de su director, Los amantes nos muestra a un personaje hedonista en busca de la libertad y el placer al margen de la moral y las normas sociales, sin que ello le lleve a ningún tipo de perdición.

Escenas destacadas:
  • Jeanne se deja seducir por un nuevo y joven amante al final del film.La cámara muestra sin muchos tapujos cómo la pareja tiene relaciones sexuales; por primera vez durante la película, los espectadores vemos a la mujer disfrutar plenamente.


Anécdotas:
  • Se presentó en el festival de Venecia de 1958, obteniendo el premio especial del jurado.
  • La iglesia católica se posicionó duramente en contra de la película, desatando una gran polémica. No obstante, la película no tuvo problemas legales para su exhibición en Francia más allá de los intentos de boicot de la prensa de derechas. En Estados Unidos el dueño de una sala de cine llegó a ser procesado y multado por exhibirla, aunque el Tribunal Supremo, ante el que recurrió la sentencia, anuló la sanción por no considerar que el film fuera pornográfico.
Sobre el director:

Louis Malle (Thumeries, Francia, 1932 - Los Angeles 1995) fue uno de los grandes renovadores del cine francés a finales de los años 50 y principios de los 60, aunque siempre se consideró al margen del movimiento de la nouvelle vague. En su momento, la amoralidad de su obra y la ausencia de juicios y condenas hacia personajes con comportamientos sexuales libres o heterodoxos provocaron gran controversia, sobre todo en títulos como Los amantes o El soplo al corazón. La polémica, en este caso por razones políticas, que suscita Lacombe Lucien le mueve a emigrar en los años 70 a Estados Unidos, donde rueda La pequeña y Atlantic city. La sexualidad en su cine se muestra como una fuerza muy poderosa y amoral que se muestra sin tapujos ni morbosidad, con una gran normalidad.

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Soitu.es

08 enero 2009

El amante del amor: el sexoadicto romántico

L'homme qui aimait les femmes. Francia, 1977.

Director: François Truffaut

Guionistas: Michel Fermaud, Suzanne Schiffman y François Truffaut

Intérpretes: Charles Denner, Brigitte Fossey, Nathalie Baye, Nelly Borgeaud

Temáticas de interés
: promiscuidad, sexo esporádico

Sinopsis:

El funeral de Bertrand Morane se convierte en una reunión de todas las mujeres a las que ha seducido, o que le han seducido, según se mire. Ni un solo hombre asiste al sepelio puesto que Bertrand consagró todo su tiempo y su pensamiento a sus amantes. Un flash-back nos cuenta sus últimos meses de vida, en los que se dedicó a contar todas sus aventuras en una biografía, sin saber que el libro sólo llegaría a publicarse de forma póstuma.

Comentario:

La vida de Bertrand tiene una única razón de ser: conocer íntimamente al mayor número posible de mujeres. Su actividad como seductor nunca cesa ni baja la guardia; cualquier ocasión puede ser buena para llevar a cabo una nueva conquista: como en cualquier conquistador, la clave de su éxito en el galanteo es la perseverancia y el no desmoralizarse nunca ante la derrota. Bertrand no busca pareja ni el amor de su vida; tal vez empezó buscándolo al principio pero una vez metido en su espiral de seducción es consciente de que su mayor placer es la curiosidad de descubrir a una nueva mujer y que ninguna es lo suficientemente buena como para dejar de intentar conquistar a las demás. Sin duda a nuestro amigo le gusta mucho el sexo, pero si fuera eso lo único que busca se convertiría en un asiduo de la prostitución como tantos hombres; es la incógnita de no saber a que nueva mujer conocerá a continuación ni de que estrategia empleará para la "caza" lo que llena su vida de emoción.

El comportamiento de Bertrand se consideraría patológico en una mujer (es lo que antiguamente se llamaba ninfomanía) y hoy en día también para un hombre ha perdido gran parte de la aureola romántica con que lo envuelve Truffaut. La adicción al sexo, o más bien a la conquista sexual, menoscaba seriamente la vida social y afectiva del protagonista, que no tiene amigos ni lazos familiares, ya que ello le quitaría parte del tiempo que dedica al ligoteo compulsivo. La película no muestra tampoco ningún interés en la actividad profesional de Bertrand: probablemente se trata de un hombre inteligente que podría haber hecho una mejor carrera si se hubiera centrado un poco más en ella, aunque es de celebrar que su adicción no le impida al menos cumplir mínimamente sus compromisos laborales. En la actualidad, nuestro hombre se serviría sin duda de Internet para sus encuentros amorosos, lo que haría seguramente que sus relaciones esporádicas tuvieran un contenido más puramente sexual. Eso sí, al menos Bertrand tiene muy claro lo que quiere y no sufre engañándose a sí mismo pensando que quiere encontrar el amor de su vida y no lo consigue, ni hace sufrir a ninguna esposa con sus continuas infidelidades, por lo que su búsqueda compulsiva de sexo se convierte en una opción vital, seguramente no la mejor desde el punto de vista del equilibrio emocional pero totalmente respetable.

Escenas destacadas:


  • El funeral de Bertrand se llena de mujeres de todos los estilos. Esta escena más bien onírica, puesto que es difícil enterarse de la muerte de alguien con el que no ha habido más que una relación sexual esporádica, y más difícil aún decidir acudir a su funeral, tiene un aroma felliniano importante y fue homanejada / copiada en un capítulo de la delirante serie Nip Tuck en el que se fingía la muerte del ligón doctor Troy.


Anécdotas:

  • Se presentó a concurso en el festival de cine de Berlín de 1977.
  • Logró tres nominaciones a los premios César para su actor principal y dos de las actrices secundarias.
  • El pleonástico título español, un tanto cursi, elude la cuestión sexual todavía más que el francés, el hombre al que le gustaban las mujeres.
  • Blake Edwards llevó a cabo en 1983 un remake del film protagonizado por Burt Reynolds, que aquí se tituló Mis problemas con las mujeres.
Sobre el director:

François Truffaut era uno de los más temibles críticos de cine en la Francia de los años 50. Desde la famosa publicación Cahiers de cinéma denunció el anquilosamiento que según él sufría el celuloide francés de la época hasta que en 1959 decidió poner sus teorías en práctica. Junto con compañeros de la revista y otros jovenes cineastas, capitaneó lo que se llamó la nouvelle vague, un nuevo estilo de cine más fresco e iconoclasta, que se puede considerar como la presentación en sociedad del cine moderno. Junto con esta mayor apertura, Truffaut se atrevía también a hablar de cuestiones de pareja y sexuales evitando las moralinas en películas como La piel suave o Domicilio conyugal, entre otras.

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